
Un clásico de fabricación española
Francisco Abadal empezó en la empresa automovilística como concesionario de Hispano-Suiza. Los negocios de venta, reparación, y modificación de carrocerías a gusto del cliente funcionan tan favorablemente, que en 1912, Abadal se decide a fabricar vehículos con su propio nombre, presentando durante el mismo año un modelo de cuatro cilindros y posteriormente uno de seis.

Abadal decía que en aquella época la colaboración entre diferentes empresas era algo habitual. Así, el motor y el bastidor de su modelo de cuatro cilindros los suministra la empresa belga Imperia, mientras que el motor de seis cilindros proviene de una fábrica en Barcelona. Estos primeros vehículos, destinados a la clase alta, presentan defectos en los acabados que su clientela selecta no perdona. Por este motivo, Imperia rompe relaciones con Abadal y deja de suministrarle motores. La Primera Guerra Mundial interrumpe las actividades de Abadal, pero la marca, de poca relevancia, se mantuvo hasta 1930.